16.7.12

Es solo una cuestión de actitud.

Caminas por el bar con absoluta confianza, pura actitud.
Un guiño, una sonrisa. Un roce y un "permiso" cargado de una falsa timidez.
Entonces lo sentís... un perfume que te embriaga. A pesar del alcohol en tus venas, lo reconoces. Fue breve, pero suficiente como para cortarte la respiración.
Tambaleas. Te miran con fastidio mientras señalan que 'tu taco esta sobre su pie'. Te sonrojas, pedís disculpas.
Queres desaparecer. Subís al auto, miras tu celular y tratas de controlar el impulso. No podes.
La actitud queda en el pasado y la confianza disuelta en el piso.