Sentís al público
vitoreando, te sentís animada. Podes ver como las banderas de colores te
alientan a que sigas corriendo.
No paras.
Algo adentro tuyo
te dice que tenes que seguir corriendo... ya no sabes si es porque la gente te
alienta o porque tu instinto te lo dice. Días antes estabas justificando dejar
de correr, pero hoy no podes dejar de hacerlo. Tus piernas se mueven solas.
De pronto el
golpe, el silencio y la caída.
Ya nadie te
alienta.
Sentís las manos
intentando levantarte, pero es más fácil quedarte sentada en tu propio charco
de sangre. Te hubiera encantado equivocarte al menos una vez.
El mundo de pronto se te nubla y desaparece.
Te despertas
ojerosa. Dormiste mal. Sentís las manos raras, cubiertas de polvo. Te toma unos
segundos entender pero sabes exactamente qué es lo que tenes que hacer.
Desabotonas tu
camisa, buscas el botón indicado y apretas. Sentís que en tu bolsillo se
empieza a materializar algo, lo sacas, lo moves con total confianza hasta
lograr la forma deseada.
Te levantas, moves
tu cama, corres las cajas apiladas y llegas a la pared que separa tu habitación
de la calle. Frente a ese espacio, apilados en columnas irregulares, pones este
nuevo ladrillo. Juuuusto al lado del que pusiste unos días antes. Se estaban
esperando.
Suena Floyd de
fondo y escuchas...
"All in all you're just another brick in the
wall."
Eso es lo que yo
llamo una frase cargada.
1 comment:
Y nuevamente representamos el cambio, y sin darnos cuenta nos dio un vuelco.
Las paredes no se levantan solas, siempre vienen de la mano de ese choque.
Inspirador lo suyo
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